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martes, 16 de diciembre de 2014

18 de diciembre, día internacional de la migración

Curiosamente había pensado en clausurar el año sin una entrega para el blog durante este mes debido a todas las actividades familiares del mes de diciembre, pero una vez más me encontré con las noticias de la valla de Melilla, el reporte final de Médicos Sin Fronteras del 2012 que entregaron antes de abandonar este país, los nuevos vientos de cambio en las leyes migratorias de los EEUU, me encontré también con el foro de víctimas llevado a cabo por los colombianos en el exterior que necesitan ser escuchados en la mesa de negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC en la Habana Cuba y me ví inmersa en las actividades del evento realizado por la OIM en el transcurso de esta semana en Rabat, tuve la posibilidad igualmente de ver el film-documental Suizo ¨Neuland¨ y todo ello me llevó a reflexionar sobre un par de cuestiones que no puedo dejar pasar hasta después de navidad.


Adicionalmente esta mañana me encuentro con la noticia del fallecimiento de uno de mis contactos de la página de facebook de intervención en emergencias, la misma que da origen a este link de migración, ella fue víctima fatal de la violencia de género y es incomprensible como una mujer que lo dió todo por ayudar a los demás siendo técnico de emergencias y creando una empresa de ambulancias en su tierra natal viera apagada su vida a tan corta edad.

Durante estos días escuche hablar de asilo, refugio, regularización y legislación, de racismo, de tortura, de violación, de desplazamiento, de vulnerabilidad y de injusticia pero también escuche hablar de concientización, de humanización, de respeto, de igualdad, de esperanza y de reconocimiento y es por todo ello que parece logra verse una luz al fondo de este túnel largo y oscuro para muchos de nuestros migrantes y mujeres que se encuentran a nuestro alrededor.


Lo que más me preocupa realmente, es pensar en cuántos más de nosotros deberán perder la vida intentando buscar un futuro mejor cruzando el desierto, el mar, el muro, la valla o viéndose en la obligación de confiar en traficantes de personas que los llevarán a encontrarse en el camino con fuerzas de la naturaleza o con personas inescrupulosos que minarán sus esperanzas, optimismo, fé, fortaleza y coraje llegando a vulnerar incluso su propia integridad y humanidad. O cuántos más deberán esperar en el exilio antes de poder regresar a casa con las garantías que merecen y necesitan para poder vivir dignamente de nuevo en su hogar.


Por eso, hoy quiero pedirte que tratemos de no ser indiferentes con nuestro compañero y hermano de viaje quien además de vivir los mismos duelos e implicaciones psicológicas a los que nosotros nos hemos visto expuestos, se ve confrontado adicionalmente a la barbarie de quienes no quieren dejarlos vivir en libertad, existen las leyes es cierto pero también es cierto que la vida y la dignidad humana se deben valorar y respetar.


Si durante este mes te encuentras un caminante como nosotros que quizás no ha tenido la misma fortuna de tener abrigo, alimento o quizás tan solo un poco de respeto por su vida, sus pertenencias o su cuerpo por parte de otras personas, entonces yo te propongo que si en tus manos está, generes proyectos que puedan modificar esta realidad o colabora con asociaciones o entidades que lo puedan hacer y de no ser así, por lo menos intenta donarles un poco de dinero para que puedan alimentarse dignamente o facilítales abrigo o en caso dado el simple hecho de regálarles una sonrisa que les permita sentirse reconocidos y valorados, logrando recordar que son seres humanos que merecen respeto y que tienen dignidad.

Esta es mi propuesta de fin de año que ojalá se multiplique con cada uno de nosotros por 10 personas más.


A todos un feliz día del migrante este jueves 18 de diciembre, una sonrisa y mis mejores deseos para el nuevo año que está por comenzar.

+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@psico_Migrante

domingo, 4 de mayo de 2014

El desarraigo y/o la adaptación y los hijos

Continuando con el último tema relacionado al desarraigo, es válido también mencionar que el vínculo afectivo existente entre los padres y los hijos es muy importante a la hora de transferir y enseñar las habilidades que permiten conformar nuevos lazos sociales en los hijos de los migrantes, siendo  a través del modelamiento de los padres que los hijos prueban y llevan a cabo nuevas maneras de relacionarse con el entorno, fortaleciendo o resquebrajando su autoestima, autoreconocimiento y reafirmación.

Con el apoyo de los padres, los chicos pueden construir o reconstruir gran parte de su identidad intercultural. Digo construir o reconstruir porque, los pequeños que aún no se han involucrado socialmente se adaptarán más rápido al nuevo contexto en comparación con aquellos que adicionalmente al haber crecido rodeados de sus abuelos, primos y tíos, ya se encontraban escolarizados, para ellos el proceso migratorio les implicará re-construir aún más su identidad.
Muchas personas piensan que migrar solo afecta a quien tomó la decisión pero no a quienes le acompañan o se encuentran a su alrededor y no es así. Algunas veces, algunos padres migrantes terminan formando hijos solos, deprimidos y tristes por descuido, dando paso con ello a problemas psicólogicos de gran envergadura  como dificultades de aprendizaje o incluso transtornos emocionales y comportamentales.

De allí el reto que se genera para los padres, ya sea que hayan migrado en compañía de los hijos o sin ellos,  en todo caso, se debe asumir la responsabilidad familiar de crianza a través de estrategias que les permitan a los hijos adquirir las destrezas necesarias para acomodarse al nuevo sistema dentro de un ambiente cálido y protector.

Muchas personas mencionarán constantemente lo enriquecedor que es crecer bajo dos sistemas referenciales pero también es cierto que ello conlleva dificultades de adaptación para muchos de los involucrados, al sentir que no se es ni de allá, ni de aquí. Este sentimiento se genera en la vivencia de una nueva realidad social y cultural basada en un híbrido de valores sociales, culturales, comportamentales, emocionales y lingüísticos que en los hijos son asumidos de forma defensiva pero a su vez también constructiva y plástica aún bajo la presión de cambios intensos y extremos, siendo allí donde nosotros como padres no podemos ser ajenos a este proceso.

Este acompañamiento deberá contar con los recursos culturales y simbólicos que nosotros les hemos proporcionado, estando en la obligación de acompañarlos en este camino de forma amorosa, comprensiva y sobre todo presencial. De allí en adelante  solo nos queda esperar que logren obtener su propio proceso de acomodación de la manera más adecuada, sana y positiva posible.



+Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com
@Psico_Migrante 

jueves, 17 de abril de 2014

El desarraigo y/o la adaptación

El tema del desarraigo, se escucha por doquier cuando se habla del tema migración, y es definido como una extracción de raíz de un territorio propio o como la falta de interés hacia el entorno donde se habita actualmente, y viéndolo así, las dos definiciones son aplicables a nuestra realidad ya que con ello se genera un desconcierto y una falta de control sobre el entorno tanto de origen como de acogida.
El desarraigo como tal, comporta tres aspectos, uno el social que se haya relacionado con nuestras redes de apoyo, dos, el cultural que ha moldeado nuestra identidad y tres, el físico que se haya relacionado con nuestras sensaciones y percepciones hacia nuestro lenguaje, música, alimentación, paisajes y personas, entre otros.

En el desarraigo, los sentimientos e imaginarios hacia nuestro país de origen se plantean conflictivos, ya que, la identidad propia se encuentra basada en una cultura específica, un lengua, una religión y un sistema social particular que se debe enfrentar a un territorio nuevo y desconocido con costumbres, normas y paisajes diferentes.
Se añora el territorio de origen pero a la vez se intenta lograr echar raices, corriendo el riesgo de que nuestra buena voluntad puede llevarnos al punto de perder nuestras verdaderas bases personales en un intento por asumir una identidad que estaría referenciada únicamente en las costumbres del país de acogida, asunto al que yo considero y denomino realmente “aculturización“.

Aquí, son muchos los especialistas que han partido de la definición del proceso de asimilación como la fusión personal en una vida cultural común, asumiendo principalmente la nueva cultura local, especialmente en sistemas que esperan que el recién llegado renuncie a su anterior cultura ajustándose al comportamiento y pensamiento de los demás.
Aculturación que visto desde este punto, yo considero riesgoso pues el proceso de “Adaptación“ no se haya compuesto solamente de la posibilidad de “asimilarse“ sino también como de la posibilidad de “acomodarse“. El término ¨Acomodación¨ me parece más interesante, al encontrarse determinado por el aporte que puede ofrecer nuestro modelo cultural, vínculo afectivo, creencias, valores y pautas de vida al sistema de acogida, dándonos a su vez, la posibilidad de apropiarnos de lo mejor que nos ofrece el terreno local, sin recurrir a una “aculturación“ y a una “asimilación“ que genera crisis de identidad, acompañada de baja autoestima y falta de autodeterminación y pertenencia personal.


Ahora bien, también es cierto que el migrante puede escoger entre: separarse, manteniéndose única y exclusivamente dentro de los parámetros de su cultura de origen; asimilarse, identificándose únicamente con la cultura de acogida y dejando atrás su cultura tradicional; marginarse, rechazando tanto la cultura de origen como la de recepción; o integrarse, logrando basar su adaptación en ambas culturas ideológica, familiar, social, política, tecnológica, económica y espiritualmente.

Con ello quiero decir que lo interesante es que cada uno de nosotros está en libertad de escoger el camino que considere le gusta más pero que a su vez, debemos asumir las implicaciones que cada una de estas posibilidades conlleva dentro de la búsqueda de nuestro propio y personal bienestar.

+ Mónica Riveros