jueves, 18 de agosto de 2016

Adaptándose de nuevo al segundo hogar

Hoy escribo desde esa, mi segunda Patria, el lugar lejano pero que siento propio a pesar de que allí no radican mis padres ni hermanos, no es el lugar donde nací y crecí pero que me acogió hace doce años con cariño y donde nacieron mis hijos y considero mi segundo hogar.


Regresar a Suiza después de vivir tantos años fuera, provoca una sensación algo extraña, pues aún cuando conocí a mucha gente aquí en el pasado, esas relaciones se tornaron con el tiempo en parte de mis redes sociales "virtuales" y ya no más reales, por ello, es extraño alzar el teléfono para hablar con alguien a quien solía escribirle por whatsapp o quedar en tomarse un café con quien acostumbraba a intercambiar historias por el facebook.

Hoy encuentro que las leyes son más rigurosas para los extranjeros y esta vez las posibilidades de reconocimiento profesional son más difíciles que entonces y que no tengo la más remota idea de lo que podría llegar a ocurrir en mi futuro laboral real, gracias a Dios los cimientos de mi realidad profesional y personal quedan y continúan sólidos a nivel virtual.


No voy a negar que extraño algunas cosas de la tierra norafricana donde estuvimos radicados durante los últimos cuatro años largos y eternos, donde ví pasar varios de mis mejores años sin más ni más, de allí, extraño las especias, algunos aromas, los atardeceres hermosos que aprendí a disfrutar, el vivir al pie del océano Atlántico y el horizonte de las carreteras infinitas que llevaban hasta el Sahara y más allá. Pero es también un bálsamo regresar a un país con el que comparto el respeto por el otro y por las cosas, donde la gente sonríe y es amable todo el tiempo tan solo "porque sí", aquí se valora por lo que se es capaz de hacer y por quien eres sin importar cultura, raza, género o religión.

No es fácil tampoco regresar al alemán, a la vida de ama de casa y al agendarse con meses de anticipación, ya vendrá el invierno inclemente que me hará extrañar el eterno sol que resplandecía en Marruecos casi todo el año pero en ese momento haré uso de toda mi resiliencia, de todas mis virtudes otra vez y aprenderé a gozar el fresco olor de una mañana de invierno, del sonido de las campanas que permiten reconocer el ganado, de las largas noches iluminadas, del mercadito de navidad y hasta de ver nevar.


El ser migrante me enseñó a tomar lo mejor de cada lugar y poder ofrecer en la medida de lo que cabe, lo mejor de mí a los demás. En Colombia disfrute durante los primeros cuatro años lejos de Suiza y de regreso a mi hogar, de la alegría de mis compatriotas, del calor de mi gente, de los abrazos de mi madre, mi padre, hermanos y amigos por igual y del poder hablar en mi hermosa lengua materna, el español.

Luego Marruecos me enseño durante los siguientes cuatro años, sin quererlo, a ser tolerante con la diversidad, aprendí a ser parte de la minoría religiosa, cultural, de género e ideológica y aprendí a vivir de cierta forma en soledad.


Mis hijos a su corta edad ya han atravesado por escolarizaciones en español, fránces, inglés y actualmente deben enfrentarse a una nueva y prácticamente desconocida lengua, el alemán, pero la vida les ha enseñado también a ser fuertes y a sobrellevar de la mejor manera los nuevos retos por difíciles que ellos se tornen, esa es la mayor habilidad que les podemos ayudar a desarrollar. Así sin casi darse cuenta, la universidad de la vida les está otorgando su enseñanza más importante, la del equilibrio, el compromiso, la capacidad de superación, la valoración, la creatividad, la responsabilidad, el optimismo, la independencia, la disciplina, la tolerancia y la capacidad de afrontamiento ante las dificultades que el ser migrante puede traer.

No son días fáciles pero sí de mucho aprendizaje que hay que aprovechar, la marea es alta pero veo que traerá mucha alegría y tranquilidad de nuevo a nuestro hogar. Suiza es un país lindo lleno de gente multicultural donde todo el mundo vive su vida con felicidad.

Con muchas expectativas entonces, me despido por el momento y ya les mantendré al tanto de este nuevo proceso de reintegración que conlleva tantas implicaciones psicológicas también.

Con aprecio,

+ Mónica Riveros
www.online-psicoterapia.com